Nuestra cultura dice que la pornografía, la promiscuidad y el adulterio son diversión si daños.

Algunos psi cólogos dicen que un poco de fantasías sexuales son saludables.

Algunos usan la pornografía pensando que no están hiriendo a nadie porque «esto es solamente entre las fotografías y yo.»

Los esposos y padres piensan que no están destruyendo a sus esposas o hijos porque «mi esposa e hijos no están viendo lo que hago.»

Los solteros piensan que no están hiriendo a nadie «porque no estoy casado.»

Pero una adicción al sexo tiene efectos devastadores en quien la sufre y además en quienes se encuentran a su alrededor. Lo que el adicto no puede ver es que:

La lujuria se enseñorea de él

El adicto al sexo cristiano llama a Jesús «Señor» con su boca, pero luego como Pedro lo niega y se vuelve a la lujuria, en la cual Dios no tiene cabida.  El pecado deja una gran huella mientras el trata de tener el amor de Dios y la «comodidad» de la lujuria. Pero «Dios no puede ser burlado» y somos esclavizados por aquello que es más grande que nosotros. Como un adicto al crack, el «usuario» del sexo es manejado por su adicción aún si él odia lo que está haciendo.

Él está aislado y vacío

La vergüenza que siente por sus actos sexuales y el miedo a ser expuesto y rechazado son motivadores poderosos que mantienen a un adicto al sexo atrapado en el aislamiento. El adicto se aisla, sin darse cuenta que él mismo se está creando un gran vacío por dentro entonces él «lo arregla» por la vía sexual. Pero estas acciones solamente le producen aún más vergüenza y vacío, y así un ciclo vicioso se inicia.

Para tratar de huir del desastre que lleva por dentro, comienza a enfocarse en las cosas exteriores. Algunos de ellos se enfocan en su carrera, pensando erróneamente que el éxito temporal de sus trabajos puede llenar su hambre de amor.

Otros tratan de usar el ministerio. Se ponen su máscara de «Felicidad de domingo» y tratan de «estar ocupados en las cosas de Dios» haciendo exactamente lo que se espera de ellos para impresionar a otros y para que piensen que son unos grandes cristianos. Pero ayudar a otros no puede desvanecer su soledad y su corazón herido, entonces el adicto se vuelve un fariseo.

Algunos tratan de llenar su ´creciente vacío con comida, drogas, alcohol, gente (relaciones) y por supuesto más sexo. Pero nada les satisface y el vacpio del adicto simplemente se intensifica, manteniendolo atrapado en el ciclo de miseria.

Se vuelve cada vez más egocéntrico

En su estado de aislamineto el adicto al sexo se vuelve el centro de su mundo. Se obsesiona con todo tipo de fantasía sexual, o se obsesiona con el hecho de que quiere controlar su adicción, se obsesiona con sus deseos, problemas, en cómo se siente en ese momento, tratando de parecer exitoso y aparentando ser todo lo que la gente piensa que son. Toda esta obsesión con sigo mismo causa que el ego crezca, y también un que crezca un corazón juicioso. Se ciega a las necesidades de otros, especialmente a las de su esposa e hijos.

Descuida a su esposa además de ignorarla y su esfuerzo por hacer cosas que a ella le gusten es casi nulo. Sus hijos, quienes necesitan el amor, fuerza y afecto de su padre son tratados como un poco más que pequeñas distracciones bulliciosas. Es áspero y crítico con su familia, y la mayoría de las cosas lo ponen de mal humor. Y aunque él no lo sepa, su obsesión con sigo mismo se comienza a hacer dolorosamente evidente a los que él ama.

Su oración y tiempo devocional se vuelve corto, no frecuente, oscuro y acerca de él. «Señor pordóname, ayudame, dame, …» La intercesión y la alabanza se vuelven una obligación. Deja de disfrutar a Dios y olvida cómo escuchar y estar callado delante de Dios.

Su caracter se destruye

Webster llama al corazón «el centro vital y la fuente de la vida, las emociones y la sensibilidad.» Este lugar sensible y profundo en el alma del hombre, donde se forjan su fuerza y carácter, se corrompe, distorsiona y se endurece por la vergüenza, egocentrismo y el aislamiento de la lujuria.

En lugar de ser el hombre de coraje e integridad que Dios lo ha llamado a ser, se vuelve de corazón débil o un hombre sin corazón. Pierde su autoridad moral y el coraje para hacer lo que es correcto. En lugar de ser un luchador se vuelve un hombre pasivo y débil que se esconde de los retos de la vida. Hace compromisos que nunca hubiera soñado hacer en sus finanzas u otras áreas.

Su ética profesional sufre, no le da a su jefe su mejor esfuerzo. Comienza a robar usando el tiempo de la compañía para sus deseos sexuales u otras actividades personales.

Sus percepciones, valores y su proceso de toma de decisiones se distorsionan

Aunque un cristiano adicto al sexo diga que Dios, su familia y  otros son sus prioridades, las acciones de su vida dicen que él mismo, su adicción y tratar de sentirse bien son lo que más aprecia. Dios y otros tienen cabida cuando es conveniente o necesario.

No logra ver cómo sus decisiones le afectan a él mismo y a otros y no puede ver las devastadoras consecuencias de largo plazo que le traerán sus decisiones.  Sus distorsionadas ambiciones y su insegura y angosta perspectiva lo hacen presa fácil de cometer grandes errores cuando se necesita hacer decisiones cruciales en su vida personal y profesional.

Es ciego al hecho de que el ciclo en el que se encuentra es destructivo para él mismo, su familia, quien lo emplea y la iglesia. Desperdicia el corto regalo de la vida y la oportunidad de impactar a otros en una manera positiva.

Se envuelve en comportamientos sexuales más riesgosos, deseando dejar todo a un lado por algo que nunca le dejará satisfecho, sin darse cuenta de que el pecado nos hace lucir como tontos.

Si es soltero, desde ya comienza a arruinar su futuro matrimonio

Los hombres asumen que una vez pueden tener «sexo moral» sus problemas con adición al sexo los dejarán. Lo que ellos no entienden es que su corazón vacío no puede ser llenado o nadando por otra persona con más problemas por lo que casarse no es la solución al problema. El soltero adicto no entiende que lo que hace ahora en un futuro destruirá su matrimonio.

Se enferma físicamente más a menudo

El estrés que su adicción le impone a su sistema inmunológico hace que comience a desgastarse. Los adictos generalmente se enferman de resfrío y otras enfermedades respiratorias más a menudo, además tienen tiempos de recuperación más largos.

Se vuelve un desastre químico

La adicción sexual altera el cerebro y desecha los niveles naturales de serotonina, por lo que el sistema nervioso comienza a alterarse. Generalmente no puede conciliar el sueño por toda la noche por lo que generalmente no tiene suficentes fuerzas en el día. Depresión clínica, ataques de ansiedad y problemas de la presión sanguínea comienzan a manifestarse. Muchos adictos al sexo comienzan a refugiarse en los antidepresivos u otros medicamentos. Lamentablemente , como se sienten «un poco mejor» bajo el efecto del medicamento comienzan a tratar de convencerse a ellos mismos de que las cosas no son tan malas como en realidad lo son, entonces el camino a la locura sigue hasta que…

La alegría de vivir se va por completo

Debido a que su «felicidad» está basada en fantasías, sus pasatiempos y otras actividades le dejan de parecer entretenidas. Su fanatismo por sí mismo o su trabajo, que al principio parecían ser una fuente de felicidad, simplemente intensifican sus sentimientos de vergüenza. Se le olvida cómo relajarse y simplemente divertirse, siempre buscará algo que hacer porque la soledad le enfrentará a lo que lleva por dentro.  La vida se le vuelve una carga. ¿Cómo responde a esto? se refugia en el sexo, la masturbación y la pornografía para llenar el gran hueco que lleva dentro.

Hiere profundamente a su esposa e hijos

Debido a su egocentrismo y la incapacidad de su esposa de estar 24/7 a su lado el adicto comienza a rechazarla. Su esposa es bombardeada con el mensaje de «no eres los suficientemente buena», y prefiere que las fotografías ocupen el lugar de ella. Ella comienza a morir lentamente mientras el hombre con el cual se comprometió de por vida la rechaza duramente. El abandono emocional de su padre le dice a sus hijos que él no los valora. Como resultado de esto una herida de rechazo por y hacia el hombre más importante de sus vidas comienza a enraizarse.  Debido a que el carácter de su padre se debilita sus hijos no reciben la disciplina  que ellos necesitan para moldear y construir un buen carácter. Pronto sus hijos aprenderán a que deben aprender a resolver sus cosas sin un padre. Inconcientemente él mismo ha abierto la puerta para que sus hijos caigan en los mismos pecados que lo han mantenido cautivo.

Las oportunidades en el ministerio se pierden

Todos los dones y habilidades que Dios le ha dado especialmente a él son echadas al bote de la basura. Se vuelve ciego a la necesidad espiritual de otros a su lado.

Se rompen las familias, Embarazos no planificados, aborto, problemas financieros, enfermedades de transmisión sexual, malgastar dinero en pornografía, la destrucción de la iglesia y aún la desintegración de nuestras naciones, son algunos de los efectos secundarios de sus problemas.

Él rechaza al Señor

Jesús, quien ama al adicto al sexo, y murió por él está esperándole para ayudarlo pero en lugar de eso recibe rechazo, algo como «Prefiero la pornografía que a tí Dios»

La mayoría de hombres no toman en serio la adicción al sexo debido a que no ven cuan profundamente están lastimándose y lastimando a otros,  no ven  que están desperdiciando el precioso regalo de la vida.

Si tienes problemas con adicción al sexo es nuestra oración que la tomes en serio y que hagas cualquier cosa por huir de ella. Recuerda si deseas puedes escribirnos en nuestra sección contáctanos o escríbenos un correo electrónico a info(at)graciaradical.com